Hasta la primavera los pies son la cenicienta de la belleza, escondidos tras los calcetines y las medias casi nadie les presta atención. Sin embargo, son una de las partes más sensitivas del cuerpo. La planta del pie contiene tantos receptores de estímulos como todo el resto del cuerpo, en ellos e basa la ciencia de la reflexología. Consigue no sólo unos pies sanos sino también pies hidratados, sin callosidades ni durezas, frescos y bonitos.
Conseguir unos pies perfectos no es una tarea difícil, basta con que sigas unos pequeños consejos y hacerte con alguno de los últimos productos del mercado:
Lavarlos diariamente utilizando agua y jabón en abundancia.
Mantenerlos ventilados, sobre todo en épocas de mucho calor.
Ablandar los zapatos nuevos antes de utilizarlos.
Si aparece alguna anormalidad como callos, uñas encarnadas o papilomas consultar a un médico especializado.
Mantén las uñas bien cortadas.
Evita el uso de calzado sintético.
Haz una exfoliación al menos una vez a la semana pasando suavemente una piedra pómez o una lima por las partes endurecidas.
Hidrátalos diariamente para evitar la aparición de callos y durezas.
Úntalos con aceite corporal que deja la piel suave y da brillo a las uñas.
Realizar automasajes presionando los puntos doloridos de los pies con los dedos de las manos ayuda a eliminar toxinas y beneficia a la circulación.
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